Cemitas poblanas

El sabor que cabe en una mordida… ¡y en el corazón de Puebla!
Pocas cosas en la vida son tan satisfactorias como una buena cemita poblana, esa joya de la gastronomía callejera que ha cruzado fronteras con todo y papaloquelite. Originaria del corazón de Puebla, la cemita nació a finales del siglo XIX en mercados y fondas donde la creatividad y el hambre se daban la mano. Su nombre proviene del pan que la hace única: una pieza redonda con ajonjolí por encima y una miga ligeramente más compacta que el bolillo.
Pero lo que realmente hace especial a una cemita no es solo su forma o su pan: es la armonía de ingredientes que, entre quesillo, milanesa, aguacate y chipotle, crean una experiencia que va de lo crujiente a lo cremoso, de lo fresco a lo picante. ¿Y el papaloquelite? Ese sí que es el alma del plato: intenso, verde y orgullosamente mexicano.
Esta receta es un homenaje a las fonditas, a los puestos callejeros y a las cocinas donde se preparan con cariño y sazón las verdaderas estrellas del antojo poblano.

(para 4 cemitas)
- 4 panes de cemita tradicionales con ajonjolí
- 4 piezas de milanesa de res o pollo empanizadas
- 200 g de quesillo (queso Oaxaca) deshebrado
- 2 aguacates maduros en rebanadas
- 1 manojo pequeño de papaloquelite fresco
- 4 chiles chipotles adobados (opcional, pero muy recomendado)
- Aceite para freír
- Sal y pimienta al gusto
Preparación (paso a paso)
- Prepara las milanesas: Salpimienta la carne, empanízala con pan molido y fríela en aceite caliente hasta que esté bien doradita. Escúrrela en papel absorbente.
- Prepara los panes: Abre las cemitas por la mitad y, si deseas una textura más ligera, retira un poco del migajón.
- Hora del armado: Coloca primero la milanesa caliente sobre la base del pan. Encima, acomoda el quesillo deshebrado, las rebanadas de aguacate, unas hojas de papaloquelite fresco y, si te gusta el picante, uno o dos chipotles.
- Cierra y ¡disfruta!: Tapa con la otra mitad del pan, presiona ligeramente y sírvela caliente para que el quesillo se suavice y los sabores se abracen.
Presentación
Las cemitas brillan por sí solas, pero una buena presentación siempre suma. Colócalas en una canasta de palma forrada con papel encerado y acompaña con jalapeños en escabeche, rodajas de cebolla morada o una buena cerveza artesanal. Si es para compartir, ponlas al centro con cuchillos listos… aunque lo más seguro es que no quede ni una.
Consejo del Chef Mike
“La clave de una buena cemita no es complicarse, sino consentirse. Si no encuentras pan de cemita, busca uno artesanal con buena corteza y ajonjolí. Y no escatimes en papaloquelite: aunque su sabor es fuerte, es como el alma de un buen amigo —se hace notar, pero lo hace mejor todo a su alrededor. Y si puedes, acompáñala con una historia contada al calor de la cocina. Porque en Puebla, cada cemita tiene algo que contar.”